
Que no arranquen los coches... que se enciendan las velas... que cierren los teatros y los hoteles...
que se queden dormidos los centinelas en los cuarteles... que se mojen las balas... que se coman a besos las colegialas a los artistas...

Se quedarán sin beatas las catedrales... Se quedarán sin medallas los generales...
Un día como hoy, en Úbeda, Jaén (Andalucía) hace 59 años, nació Joaquín Ramón Martínez Sabina. Aunque este flaco le cae mal a más de uno de los integrantes del FAP, justo es reconocer que para otros ha sido una fuente recurrente de guiños, el gozo por la noche, el descaro, el desplante o incluso hasta la lágrima más profunda que sale del corazón.
En Sabina tenemos además a un autor barroco, descendiente directo de Quevedo capaz de conjugar en una estrofa cuatro formas diferentes de "matar" y en igual número de sentidos (hay un texto sobre esto en http://es.wikipedia.org/wiki/Joaqu%C3%ADn_Sabina):
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren
Después de 30 años de que apareció Inventario y 17 discos después, algo tiene que decirse. Hace un tiempo Diego Osorno sacó un blog en Milenio con este título poniendo frases aisladas de canciones de Sabina como remedio para un insomnio. A continuación, va la intervención que hice llegar por esos días.
Las cosas que me dices cuando callas...
el pasado ladrando como un perro...
el naufragio de tantas certidumbres,
el derrumbe de dioses y de mitos...
buscar bajo tu falda,
alimento y abrigo...
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto...
Trepo por tu recuerdo como una enredadera...
las estrellas se olvidan de salir...
Opino con Sade que al deseo los frenos le sientan fatal...
Si quieres irte ahora, bajo a abrirte el portal.
Perdí ya tantas noches una más que más da...
como un santo sin paraíso,
como el ojo del maniquí...
del olor a colonia barata del amanecer...
contarle que el universo era más ancho que sus caderas...
no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió...
y yo que nunca tuve mas religión
que un cuerpo de mujer…
ámame como odian los amantes...
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren...
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer...
... cuando
duermo sin tí contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado...
Padre nuestro que estás
en los hoteles de paso,
en las ojeras, en las sabanas y en los vasos...
que la ciudad se llene de largas noches
y calles frías...
todos los días tienen ese rato,
en que respirar es un ingrato deber para conmigo...
prefiero la guerra contigo al infierno sin tí...
esta canción desesperada
no tiene orgullo ni moral...
ahora que el mundo está recién pintado...
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo...
... la maldición
del cajón sin su ropa...
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta...
la más señora de todas las putas
la más puta de todas las señoras...
que gane el quiero la guerra del puedo...
que no te vendan amor sin espinas...
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina...
“demasiadas cervezas”,
dijo, al ver mi cabeza,
al lado de la suya, en la almohada…
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido...
Los besos que perdí,
por no saber decir:
“te necesito”...
antes de que me quieras como se quiere a un gato
me largo con cualquiera que se parezca a tí...
ya no cierro los bares ni hago tantos excesos,
cada vez son más tristes las canciones de amor...
PD. Aunque la verdad tengo que reclamarle a Sabina porque me ha engañado: mis hijas sí quieren ser princesas.
En Sabina tenemos además a un autor barroco, descendiente directo de Quevedo capaz de conjugar en una estrofa cuatro formas diferentes de "matar" y en igual número de sentidos (hay un texto sobre esto en http://es.wikipedia.org/wiki/Joaqu%C3%ADn_Sabina):
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren
Después de 30 años de que apareció Inventario y 17 discos después, algo tiene que decirse. Hace un tiempo Diego Osorno sacó un blog en Milenio con este título poniendo frases aisladas de canciones de Sabina como remedio para un insomnio. A continuación, va la intervención que hice llegar por esos días.
Las cosas que me dices cuando callas...
el pasado ladrando como un perro...
el naufragio de tantas certidumbres,
el derrumbe de dioses y de mitos...
buscar bajo tu falda,
alimento y abrigo...
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto...
Trepo por tu recuerdo como una enredadera...
las estrellas se olvidan de salir...
Opino con Sade que al deseo los frenos le sientan fatal...
Si quieres irte ahora, bajo a abrirte el portal.
Perdí ya tantas noches una más que más da...
como un santo sin paraíso,
como el ojo del maniquí...
del olor a colonia barata del amanecer...
contarle que el universo era más ancho que sus caderas...
no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió...
y yo que nunca tuve mas religión
que un cuerpo de mujer…
ámame como odian los amantes...
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren...
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer...
... cuando
duermo sin tí contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado...
Padre nuestro que estás
en los hoteles de paso,
en las ojeras, en las sabanas y en los vasos...
que la ciudad se llene de largas noches
y calles frías...
todos los días tienen ese rato,
en que respirar es un ingrato deber para conmigo...
prefiero la guerra contigo al infierno sin tí...
esta canción desesperada
no tiene orgullo ni moral...
ahora que el mundo está recién pintado...
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo...
... la maldición
del cajón sin su ropa...
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta...
la más señora de todas las putas
la más puta de todas las señoras...
que gane el quiero la guerra del puedo...
que no te vendan amor sin espinas...
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina...
“demasiadas cervezas”,
dijo, al ver mi cabeza,
al lado de la suya, en la almohada…
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido...
Los besos que perdí,
por no saber decir:
“te necesito”...
antes de que me quieras como se quiere a un gato
me largo con cualquiera que se parezca a tí...
ya no cierro los bares ni hago tantos excesos,
cada vez son más tristes las canciones de amor...
PD. Aunque la verdad tengo que reclamarle a Sabina porque me ha engañado: mis hijas sí quieren ser princesas.

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