Radio FAP presenta: Canciones para borrachos


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lunes, 28 de abril de 2008

NARCOCORRIDOS Y CENSURA O EN BUSCA DEL CHIVO EXPIATORIO


El corrido es una de las formas más intensas de la poesía mexicana

Rubén Bonifaz Nuño

Algunas notas publicadas hace bastantes días señalaron que la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados se alistaba para dictaminar un punto de acuerdo “relativo a la regularización del contenido de los corridos musicales que hacen referencia a personas que se dedican a actividades ilícitas o delincuencia organizada”. Este acuerdo fue presentado por el diputado Irineo Mendoza Mendoza, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática.

El documento, publicado en la Gaceta Parlamentaria del jueves 6 de marzo, concluye en la siguiente proposición, sobre la cual deberá resolver el pleno de la Cámara:

Primero. Se solicita a la Secretaría de Gobernación que informe a la Cámara de Diputados sobre las acciones en materia de regulación que esté llevando a cabo respecto a los narcocorridos, en lo referente a estaciones de radio, distribuidoras y grupos musicales.

Segundo. Se solicita a la Secretaría de Educación Pública que informe a la Cámara de Diputados sobre las acciones en materia de difusión de la cultura mexicana con relación a los corridos, como género lírico-épico-narrativo.

Lo anterior, para estar en condiciones de encaminar una legislación por el rumbo que a todos los mexicanos nos convenga y estar en la verdadera posibilidad de arrancar el problema de la delincuencia organizada desde la raíz.

El promovente señala que aunque el corrido forma parte de la narración épica popular, “El problema radica en que ahora el corrido musical mexicano versa sobre actos delictivos, como ejecuciones y narcotráfico” y reclama del gobierno federal acciones al respecto.

La forma de afrontar esta difusión de mensajes e historias debe ser, para el legislador, motivo de control, restricciones y hasta censura: “es indispensable no permitir que continúe la proliferación”; sin proponer medidas de regulación concretas, sugiere “la censura y que el gobierno federal asuma la responsabilidad que le corresponde (aunque sin decir cuál), no sólo con las radiodifusoras sino con los productores de discos y los propios compositores” (subrayado propio). Aunque es claro que la vigente Ley Federal de Radio y Televisión (artículos 63 y 64) podría esgrimirse sin mayor problema contra estas expresiones pues prohíbe la transmisión de “la apología de la violencia o del crimen”. Pero también sanciona, por ejemplo, “expresiones maliciosas, palabras o imágenes procaces, frases y escenas de doble sentido”. El cumplimiento de la ley, debía ser integral y no sólo contra los corridos de traficantes. Sino, nos vamos a fondo contra toda expresión de violencia y vulgaridad en los medios a costa de quedarnos sin programas que transmitir y sin películas que exhibir.

Una de las primeras reacciones que provocan propuestas así es que hay algo fuera de lugar, sobre todo proviniendo de un legislador de izquierda que al menos en el discurso debiera abogar por las libertades, por la capacidad de las personas para decidir qué escuchar, qué ver, qué decir, qué pensar y no reproducir el discurso tradicional de la derecha que asume que debe salvar las almas a través del control, la prohibición, la restricción, la censura. Y sabemos que la censura empieza por cualquier causa, el problema es saber dónde termina.

Sin embargo, esto dista de ser una novedad. En un texto reciente, Luis Astorga, investigador de la UNAM, hace un recuento de los intentos de censura a los narcocorridos[1], que se remonta a 1987 bajo el gobierno de Franciso Labastida, y abarca a legisladores del PRD, PVEM, PRI y PAN y radiodifusores en varios estados: Sinaloa, Baja California, Nuevo León, Michoacán, Coahuila, Chihuahua, Querétaro y San Luis Potosí. Recuerda igualemente que en la LVIII Legislatura, el Senado de la República aprobó un acuerdo similar en diciembre de 2001.

Pero más allá, tal razonamiento asume el supuesto de que la exposición prolongada a un género musical tendrá como resultado el que los oyentes cambien su conducta. Es decir, si escucho a los Tigres del Norte buscaré la manera de emular ciertos héroes criminales; si escucho rock satánico terminaré de asesino serial o de caníbal en alguna colonia capitalina. O qué podríamos decir de la conducta revolucionaria y progresista de quien el periodista Alejandro Pérez Valera de Newsweek en Español (19 de enero de 2007), describió como alguien que conoce “como pocos” las canciones de la nueva trova cubana: Felipe Calderón.

Otro contraejemplo, en 2002, 42 estaciones radiales de una entidad federativa acordaron no difundir corridos de narcotraficantes para “proteger a la niñez y la juventud”[2]. ¿A qué entidad nos referimos? Acertaron: Michoacán.

No hace falta enfatizar lo que se ha escrito sobre el valor de los corridos como auténtica expresión popular para la reconstrucción del lenguaje, el pensamiento, la historia y el conocimiento de la realidad, como lo han hecho los estudios de Vicente T. Mendoza en los años sesenta del siglo pasado, o como acaba de escribir José Emilio Pacheco, Ovidio en el Ipod, en Letras Libres de enero pasado:

Cómo se asombrarían los poetas latinos y los gruperos de hoy al enterarse de que la más cercana perduración de los versos que sonaban en Roma son las letras de los narcocorridos, y también de que, cultos o populares, todos los versos octosilábicos españoles pueden cantarse perfectamente con la música de La llorona, La guantanamera o El jinete.

Los temas de la épica popular son la migración forzada y el crimen; en ciertas regiones y comunidades, el pueblo no está para temas culteranos. Pero igual que el corrido de la Revolución Mexicana, el espíritu del narcocorrido es el de la lucha o la tragedia del hombre, generalmente campirano, contra el poder, contra la autoridad. Este no tan pequeño detalle es clave. Junto con medios de comunicación que no existían en las etapas anteriores del corrido, esto da un vuelco; pasa de la región al ámbito nacional o interfronterizo y de la tradición oral a la toma de los medios masivos. Por eso conocemos a los Tigres del Norte, que en 2002 fueron invitados especiales al Festival Internacional Cervantino; Paulino Vargas, por cierto, compositor del corrido censurado en 2002 Crónica de un cambio: “Ora mi zorro, cuando aplicamos el cambio”; a la leyenda Chalino Sánchez, a quien trataron de asesinar en un concierto y contestó a tiros desde el escenario; a Mario Quintero y los Tucanes de Tijuana; el cantante calvo gangsta, Lupillo Rivera y su clan, Don Pedro, su padre y sus hermanos Jenni y Juan; a Gabriel Villanueva, que canta y vende sus cassettes en los camiones foráneos de Acapulco; a Teodoro Bello, el autor de “Pacas de a kilo” y la Sun Records del género, Discos Acuario, radicada en Los Ángeles que hoy promueve “El corrido del Vale Elizalde” con Pedro Rivera y la Banda Azul.

La muerte; la fortuna (como suerte y como pecunio); el valor; el riesgo; un código de conducta propio; las armas, los vehículos; el negocio; la mujer (que por cierto protagoniza el primer narcocorrido existoso masivamente) que no es sólo lascivia o ambición de un medio machista sino objeto de fantasías de que pueden llegar a comandar cárteles (de ahí las fascinación por Sandra Ávila Beltrán); la droga... El mundo épico de los narcos no puede simplemente hacerse a un lado. Es parte de nuestra historia, negarlo sería negar una etapa que lamentablemente está modelando al México que vivimos. Es lamentable que no se entienda que la apología del crimen sólo tiene seguidores en quienes viven y sufren condiciones sociales que los orillan a tomar esa ruta. Y que es a esas causas a las que se debe atender.

¿O de veras se piensa que será persiguiendo músicos y difusores como encontraremos el chivo expiatorio que nos permita cerrar tranquilamente los ojos en espera de un día sin ejecuciones, sin secuestros, sin miseria?



[1] Luis Astorga. “Notas críticas. Corridos de traficantes y censuras”. Revista Región y sociedad, Vol XII, no. 32, 2005. El Colegio de Sonora.

[2] Citado por Luis Astorga en el artículo citado.

viernes, 11 de abril de 2008

LOS MOX! RINDEN HOMENAJE A DON RAMÓN




Ningún trabajo es malo, lo malo es tener que trabajar. El derecho a la pereza, según Don Ramón.

Es un lugar común hablar de que las expresiones culturales se van creando, entrelazando y difundiendo a través de mecanismos sincréticos. A través de incontables cruces, van surgiendo propuestas nuevas, originales y hasta sorprendentes. Estos vasos comunicantes van construyendo la historia de la música, de la pintura, de las letras, de los íconos mismos de la cultura popular. Por ejemplo, serían largas de contar las influencias en figuras de la cultura del rock y el pop como Alice Cooper, David Bowie, Peter Murphy o New York Dolls. A su vez, éstos serían fuente de otras expresiones, incluso extra musicales.
Por su parte, la cultura de masas se nutre de figuras y símbolos de la cultura popular o de las culturas de resistencia (las contra culturas o alternativas como opuestas a la cultura hegemónica). Por ejemplo, el uso de la imagen del Ché frente al lente de Alberto Korda que irremediablemente transformado sirve para anunciar jeans, tocadas sonideras o parabrisas de microbuses. Esta misma cultura de masas se ha apropiado de temas de temas de la cultura de élite: la ópera chill out o versiones cinematográficas shakespearianas con modelitos teenagers. Hasta la rebeldía se vuelve un producto en serie con un grupo multipremiado por su docilidad al mercado.
Lo que sí resulta novedoso en estos meandros de imágenes, sonidos y actitudes es que actores más cercanos a la contra cultura o a la cultura alternativa trastoquen figuras propias del mainstream. Es el extraño caso del encuentro entre Los Mox! y Don Ramón.
Mox (léase mocs)
Los Mox!, es una banda de punk chilena que comenzó en 1994, siendo dos años después su debut formal en un recinto universitario. En 2000 grababan y firman con la filial de Sony Music en Chile, después de dejar algunos productos independientes.
Literariamente no abordan temas tan rebuscados, principalmente las experiencias salidas del trago y la relación con el sexo opuesto. Su disco de 2006, Con cover, recrean canciones célebres de Motorhead (As de Espadas), Twisted Sisters (No lo aceptaremox, igual que el cover de Moderatto, pero sin sermones de quienes menos cara tienen de proferirlos), The Police (Truth Hits Everybody, en su idioma nativo), José Luis Perales (Y como es él, como si lo saliera del más iracundo Bad Religión), Raphael (Mi gran noche, con arreglo de metales) y una versión hardcore de Churi churin fun flais, claro, esa canción tan filosófica de Roberto Gómez Bolaños.
El trío formado por Macuco (bajo y voz), Pablo (guitarra) y Andrés (batería), se define en su página de MySpace así: “Nuestra musica puede ser descrita como un rock potente, con mucha influencia de punkrock y heavy metal, sumado a letras inspiradas en escuelas de bandas como Nofx, Toy Dolls y Siniestro Total”.
En 2001 los MOX! grabaron su séptimo disco, un torrente de aventuras alcohólicas, Vino caliente… tomó y se fue. Este disco cierra con Ron Damón, un tema que homenajea al personaje que interpretó Ramón Valdez en esa suerte de Comedia dell’Arte que fue el Chavo del Ocho.
Qué bonita vecindad
Sin ser un tema nuevo, la relación entre el punk y Don Ramón resulta de actualidad porque en YouTube hay diversos videos creados por los cibernautas que nos reflejan que la figura del “flaco tatuado” como integrante de los Ramones, haciendo kick boxing con el Señor Barriga, como Ghost Rider, en el Titanic (el barco, no el desaparecido centro de esparcimiento), como el Neo que combate a los Kikoagentes Smith en la matrix, como caballero Jedi, caracterizado como integrante de una banda de death metal…
¿Qué hace tan atractivo a Don Ramón? En primer lugar, el personaje creado por Chespirito es un marginado. Sin proponérselo, el subempleado o desempleado, inculto e hirsuto Don Ramón es un modelo de lo que iba a venir a finales del siglo. El uso de un tatuaje en el antebrazo izquierdo lo identifica con los jóvenes por venir. Pero además Don Ramón es la victima por excelencia. Es viudo, todos se burlan de él, hasta su hija, la Chilindrina, Doña Florinda lo cachetea, Kiko lo acusa y lo humilla (“chusma chusma”), hasta El Chavo, el dizque niño que vive en el barril, el más vulnerable, “sin querer queriendo” lo manda hasta al hospital. Vive perseguido por el Señor Barriga (nunca deja de deber 14 meses de renta) y el colmo, lo hostiga sexualmente La Bruja del 71.
Qué pasó, qué pasó, vamos a’i…
No había mucha diferencia entre Don Ramón y Ramón Valdez, el actor, nacido en la ciudad de México el 2 de septiembre de 1923. Sus hermanos Germán, Tin Tan, y Manuel, El loco, lo iniciaron en la actuación. Hizo más de 50 películas, pero su creación más célebre sería la caracterización del miembro tal vez más golpeado de la Vecindad del Chavo.
Participó en la serie de 1971 a 1979, en que renunció por un supuesto asunto salarial y aunque tuvo algunas intervenciones posteriores no volvió a ser parte de este cuadro actoral. Hizo pareja con Carlos Villagrán en algunas series televisivas y en el colmo, salió en circos pueblerinos con su personaje.
Ramón murió el 9 de agosto de 1988 de cáncer pulmonar.
Se dice que Ramón Valdés era igual que su personaje. Fuera del escenario vestía igual que en la serie, pues él afirmaba que con los jeans se podía sentar en donde fuera sin temor a ensuciar la ropa. En la vida real, La Bruja del 71, Angelines Fernández y él eran grandes amigos; en el funeral de Ramón, fue la única que lo acompañó siempre murmurando entre lágrimas "Mi Rorro".
Ramón Valdés confesó que tras dejar el Chavo sólo recibió cuatro ofertas, y las cuatro se trataban de súplicas de Chespirito para volver a hacer el papel de Don Ramón.

Esta es la letra de la canción susodicha:

Rindo tributo a nuestro patrón
fue boxeador, pero nunca pegó
él no era bueno para pagar las cuentas
siempre debía catorce meses de renta

Yo admiro a Don Ramón
flaco tatuado el más chingón

La bruja de mierda siempre te acosó
doña Florinda siempre te humilló
Jirafales en menos te miró
y el hocicón de Kiko siempre te acusó

Yo admiro a Don Ramón
flaco tatuado el más mejor
Es mi maestro don Ramón
por tí me tomo este Ron

El rascabuche, petereti, Ron Damón
siempre será mi fuente de inspiración
te grito para que me escuches donde estés
hoy te saludo gran Ramón Valdés.

¡Toma!, ¡toma!, ¡toma!, ¡toma!

jueves, 3 de abril de 2008

Foucault, Borges, Kafka, el poder



I. Recientemente me topé con un libro muy oportuno: Foucault y el poder, de María Inés García Canal, editado por la UAM Xochimilco. Apareció en mi escritorio porque lo compré en un botadero que tenían en ese centro de estudio donde me acudí a hablar sobre la nueva Ley del ISSSTE. Lo empecé apenas y me hallé con que según Michel Foucault, "Para soñar no hay que cerrar los ojos, hay que leer", porque la verdadera imaginación es producto del conocimiento y se aloja entre el libro y la lámpara; lo imaginario nace de los signos, no de la naturaleza, nace de nuestros legados culturales y psicológicos, que se transmiten a través de los libros, que son infinitos. Para que el sueño y la imaginación se den hay que leer, porque la lectura desata a ambos.

El origen de esta reflexión está en Borges (Jorge Luis, no confudir con el teórico foxista José Luis Borgues, que es otro): en un cuento de El Aleph habla de la biblioteca infinita, "El libro de arena". Esta idea es un detonante para la reflexión del teórico francés desaparecido en 1984. Y resulta que la maestra que escribe este libro resume esta reflexión a través de tres cuentos de Borges, que dan lugar a estas reflexiones filosóficas:

No podemos escapar de los suenos ajenos: somos sueños soñados en sueños ajenos; la memoria es un palimpsesto, cada nueva escritura cubre la escritura anterior y será cubierta por la venidera: todos cargamos memorias ajenas; la cordura, los hábitos y el mundo se convierten en una limosna espantosa.

Pero además para reconstruir este pensamiento se recurre a una fábula de los judíos antiguos. Cuando Baalshem tenía que enfrentar una tarea difícil iba a un rincón del bosque, encendía el fuego, oraba y meditaba y todo se cumplía. Generaciones más tarde, el Maggid de Meseritz fue al bosque pero no encendió el fuego y había olvidado las oraciones; de todos modos, su voluntad se cumplió. En la última generación, el rabino Israel de Rischin se sentó en la silla dorada del castillo reconoció: "No podemos encender el fuego, ni decir las oraciones, ni llegar al bosque, pero podemos contar la historia". Y la historia tuvo el mismo efecto milagroso que los rituales anteriores.

Como sólo somos el recuerdo de esos olvidos, el pensamiento de Foucault es un largo y continuado relato sobre el advenimiento de la Sociedad Disciplinaria que hasta hoy nos persigue con su control, su vigilancia y su castigo.

Los cuentos de Borges son estos:

Las ruinas circulares: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/ruinas.htm

La memoria de Shakespeare: http://www.zonamoebius.com/04.letra-viva/jlb_1005_memoriaShakespeare.htm y

Los tigres azules: http://www.temakel.com/cuentoborgesdos.htm#TIGRES%20AZULES

II. En un texto de 1963, Foucault escribió: "Escribir para no morir... es una tarea tan vieja sin duda como el habla... El discurso tiene el poder de retener la flecha, ya lanzada, en un retraimiento del tiempo que es su espacio propio."

Hablamos, escribimos, para no morir: en tanto estemos en relación con el lenguaje, se está inmerso en la vida. Hablamos y escribimos para sabernos vivos, para enfrentar la muerte. Hablamos y escribimos para detener la muerte el tiempo que dura el relato. Mientras se habla y se escribe se le impide a la muerte imponer su silencio.

Tal como Scherezada, si su relato se detiene, la muerte caerá sobre ella. En la noche 1001, vuelve a comenzar su narración.

Dos cuentos más:

El milagro secreto: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/milagro.htm

La biblioteca de Babel: http://www.literaberinto.com/vueltamundo/bibliotecaborges.htm

III. "Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que lee". Borges

"El pasado es un prólogo", Shakespeare

"No escribas canciones idiotas, ni aunque a los idiotas les guste". Boris Vian

J. E. P. sobre el lugar que tienen hoy y aquí la poesía en nuestra vida cotidiana: http://www.letraslibres.com/index.php?art=12602 (a lo mejor para que abra hay que registrarse, pero gratis).